Su último proyecto musical antes de este regreso fue Nena Trampa (2022). ¿Qué ha cambiado desde ese entonces? “Que esa mujer no era madre”, responde de inmediato, la cantante dio la bienvenida a su hija, Inti, en 2023. Cazzu reveló que se convertiría en madre en abril de ese año durante una presentación en vivo en la Movistar Arena de Buenos Aires. Al ritmo de La Jefa y vestida con un bodysuit de encaje, mostró su silueta embarazada. El video en YouTube de ese momento acumula casi dos millones de reproducciones, la multitud se ve eufórica, su Nena Trampa los hace gritar, llorar y reír por igual, pero para llegar a este punto, su carrera consistió en un largo camino para convertirse en la Jefa del Trap.
Julieta Cazzucheli (su nombre real) es originaria de Jujuy, una provincia que colinda con Chile y Bolivia, alejada de lo que comúnmente imaginamos cuando pensamos en Argentina, en Jujuy abundan los paisajes montañosos y la calma. Cuando se mudó a Tucumán para estudiar cine, comenzó a hacer cumbia bajo el proyecto Juli-K, de este no queda mucho, solo unos cuantos videos por ahí en Internet, tuvo que desaparecerla tras el desencanto que padeció ante la cumbia como negocio, después nació Cazzu.
Julieta llegó a Buenos Aires con 23 años de edad –ahora tiene 31–. Era el año 2017 y había una efervescencia importante en el trap latinoamericano, descendiente del hip hop del sur de Estados Unidos e influenciado por el reguetón. En Argentina, Neo Pistea, Duki y Blunted Vato llevaban tiempo explorando este sonido, todos son hombres.
Cuando me reúno con ella a través de Zoom, le pregunto si prefiere que le digan Julieta, Juli o Cazzu, “como quieras”, me dice despreocupada. Tratándose de otra artista, hubiera optado por su nombre pila para lograr un poco de cercanía, pero elijo a Cazzu, quizá por la costumbre de todas las conversaciones sobre su música que he tenido con mis amigos, pero también hay algo de respeto en dirigirme a ella por el nombre de esa identidad poderosa que ella misma creó para cantar sobre y para las mujeres, con mensajes sobre autonomía sexual, económica y el no tener miedo de saberse (y reconocerse) talentosa. En Latinoamérica, Cazzu es pionera de un género dominado por hombres, su primer álbum de estudio titulado Maldade$ (de 2017) es una especie de advertencia sobre el alcance de su proyecto musical, “del flow argentino, soy la capitana”, recita en Kaiosama. Cinco años y tres álbumes después, ratificó su dominio, aun con mayor seguridad en Nena Trampa, la canción de su disco homónimo: “No hay término que me defina, tu jefa, presidenta de la fucking Argentina”.
A tres años de Nena Trampa, Cazzu está de regreso con la que parece ser su producción más matizada hasta ahora. Al momento de esta entrevista, ha lanzado tres sencillos: una balada (La cueva), un corrido tumbado (Dolce) y una cumbia (Con otra) con la que regresa a sus raíces musicales. La cantante abrió su nueva era con La cueva en diciembre de 2024, una canción nostálgica, pocas veces se le ha escuchado así en su discografía, si acaso, hubo algunas pinceladas de esta faceta en Una niña inútil, su proyecto de 2020 inspirado en la obra de Alfonsina Storni.
La cueva fue la primera canción que Cazzu escribió después de su separación de Christian Nodal, tras una relación de poco más de dos años, fue estrenada después de su entrevista en el podcast argentino PLP, donde se sinceró por primera vez sobre este suceso. Pero no es de una relación mediática de lo que vale la pena preguntarle a la artista argentina, en cambio, de la música, quién es ella a través de este arte y qué viene después, de eso sí que vale la pena hablar.
En Latinaje, todas las letras y melodías fueron compuestas por Cazzu y producidas por Nico Cotton; el álbum fue hecho durante varios viajes, “el grueso de las canciones las avanzamos mucho en Francia, pero otras fueron de antes y algunas de ahora”, explica.
Semanas antes de su lanzamiento (este 24 de abril), es tiempo de conversar con ella sobre esta nueva etapa musical. Desde Argentina, Cazzu se conecta en un martes a mediodía, luce un tank top color blanco, su intenso cabello negro lo lleva suelto. Hay algo muy natural en cómo se ve y esto, se refleja también en lo que dice.
¿Qué ha cambiado de la mujer que hizo Nena Trampa a la mujer con la que estoy hablando ahora?
Que esa mujer no era madre, sobre todo. Creo que es el cambio más grande. Yo no creía mucho en esa historia donde la gente dice que la vida y la perspectiva de la vida cambia cuando uno se hace mamá, pero en verdad sí, era cierto… Era bastante cierto.
¿La maternidad ha influenciado en tu creatividad como artista?
Sí, por supuesto. Me di cuenta de que yo anteriormente nunca me había detenido a pensar que mucha gente de mi público podría ser mamá. No lo había pensado nunca, a veces me había tocado ver algunas cosas, me enternecía ver a una mamá con su niño y todo, pero no me había puesto a pensar que capaz que había un montón de esas caras que yo miraba que ya estaban viviendo la maternidad. No creo que todas las mamás lo procesemos igual, por eso en mi caso, siento que miro todo con un filtro de cosas que me sensibilizan mucho más, cosas a las que soy más intolerante, cosas que veo y antes no veía. Yo creo que se te reordena el cerebro, ahora las cosas a las que le das importancia están en distintos lugares.
Antes de ser mamá, ¿imaginabas que iba a ser de esta forma?
No, en verdad no. Venía con la idea de ser mamá bastante moderna para la Argentina, donde está muy poco idealizada y muy poco romantizada la maternidad [para] nosotros en nuestro país, nuestra situación económica y la situación de la deconstrucción, del lugar de la mujer. Yo no pensé que con todos mis ideales y todo lo que había visto por ahí, iba a llegar a ese punto donde me parecería tan romántica la maternidad y tan preciosa. Lo que me gusta decir sobre mi maternidad es que no creo que todo el mundo tenga los privilegios que tuve yo en el momento de ser madre y por eso necesariamente la experiencia de la maternidad cambia según los privilegios de las mujeres. Las mujeres que no tienen el privilegio de quedarse en su casa, criar a sus hijos y pasar tiempo de calidad con ellos, de jugar, de estar tranquilas, porque tienen que salir a buscarse el pan y están solas, o no tienen quien las ayude, no creo que lo vivan de la misma forma. Por eso no me gusta generalizar y pienso que yo he sido muy suertuda en el momento en el que a mí me tocó ser mamá.
Esta persona que has creado a través de tu música, la “Nena Trampa”, la “Jefa del Trap” ¿es un alter ego?
Quizás en la primera etapa de mi carrera fue sobre todo un alter ego. Yo hablaba de una persona que en alguno de los lugares de mi mente yo quería ser, pero no me animaba, una mujer más liberada sexualmente, que podía hacer su dinero y que le importaba todo un carajo. Realmente eran más las manifestaciones de deseos, porque a mí siempre me importa mucho todo y el dinero me importa poco, siempre y cuando sea una consecuencia o un puente para llegar hacia donde necesito llegar en el arte o en mi familia. Yo creé mucho pensando en las otras, mis creaciones, más que personales, la mayoría de las veces fueron para las demás: para reclamar por nuestros espacios, para reclamar las injusticias, para poder gozar de nuestra libertad sexual, para poder ser menos juzgadas. Muchas veces creé más para los otros que hablando de Julieta. Y quizás esa es la diferencia del nuevo álbum, que es quizás Julieta hablando más de lo que rápidamente se me ocurre, como la primera capa de la mente.
Nena Trampa y toda mi música más combativa siempre fue muy pensada para las otras, para que nos sirviera. Antes yo decía “¿de qué le sirve a la gente conocerme más cuando hace falta decir tantas cosas para todas?”. Y ahora me doy cuenta de que en realidad Julieta es una persona tan común, le pasan las mismas cosas que le pasan a las otras mujeres, entonces hablar de Julieta también es hablar de todas.
¿La decisión de crear para las demás es una consecuencia de los espacios reducidos que encontraste para las mujeres en el trap y el reguetón cuando incursionaste en estos géneros?
Sí, totalmente. En mi vida en general, no solo en el trap y en el reguetón. Yo vengo de la cumbia y también era un lugar donde las mujeres tenían un solo lugar coherente, todo lo demás era un delirio y una locura. En el género urbano se me hizo mucho más difícil entender por qué estábamos tan por detrás, tan por debajo de las consideraciones. Me pasó en todos los ámbitos de la vida, ver a mis tías, a mi mamá, a las mujeres que me inspiraron, vivir un montón de injusticia sistemática. En la música, en la universidad, en muchos lugares, me tocó ver todo eso, entonces sí, siempre fue mi decisión hacer que mi música fuera como esconder una bomba.
¿Recuerdas algún momento que para ti haya sido vital para ser más consciente de cómo el feminismo iba a permear tu carrera?
Para mí una es feminista, antes de darse cuenta de que lo es. Hasta las mujeres que no saben que son feministas —porque no les gusta que les digan feministas, porque piensan que el feminismo es demasiado incómodo— están todo el tiempo buscándose un espacio de igualdad. Yo estaba bien grande cuando me di cuenta de que era feminista. Mi hermana ya se sabía feminista, ya los movimientos feministas eran muy grandes. Creo que en el trap y en el reguetón fue cuando realmente me animé a decir “hey, qué feminista que soy y qué feminista que fue todo lo que hice hasta hoy”. Creo que tuvo que ver con los momentos más agresivos con mis compañeros que fueron cuando empecé a ser muy rechazada. Yo me quería mostrar de cierta forma y yo veía que ellos podían mostrarse como ellos elegían mostrarse, porque una cosa es quiénes eran ellos y después cómo elegían mostrarse. Cuando yo quería tener esa misma skin, era muy mal recibida, porque no se suponía que las mujeres se mostraran así. Empecé a tener vivencias dentro mis géneros, [querían] sacarme de canciones porque eran las canciones de los muchachos. Ese tipo de cosas me hicieron darme cuenta de que hacer lío y reclamar mi lugar que yo me había ganado era parte de ser feminista.
Mientras tanto, creo que me fui acomodando también. La realidad es que hubo un momento donde una tenía miedo de autodecirse feminista, todavía la gente te critica, pero bueno, yo siempre digo que yo no tengo ninguna bandera política más que la de ser feminista, esa mi bandera, la llevo con muchísima seguridad y entiendo que hay gente que no le gusta.
Me llama mucho la atención que muchos dicen que estás experimentando con nuevos géneros con canciones como Con otra, cuando tus raíces están en la cumbia con Juli-K…
A mí, en verdad, cómo la gente analiza mi música no me molesta, porque al fin y al cabo, si bien es un género que yo conozco mucho, [ahora] 10 o 15 años después, necesariamente lo hago mejor. Si uno trabaja, trabaja, trabaja, no tiene otra posibilidad más que ser mejor, escribir mejor y tener mejores melodías, porque ya fue mucho tiempo de practicar y practicar. Está bien que la gente diga que estoy experimentando, porque al fin y al cabo Juli-K era Juli-K, yo maté esa era, le di paso a Cazzu, [que] es una nueva forma de música, porque la realidad es que Cazzu fue un proyecto que creé cuando la cumbia me desilusionó mucho. Hay un monopolio y una mafia en la cumbia argentina de la que no se puede escapar y entonces si vos no tenés las herramientas suficientes y si vos no cedes a las cosas que ellos quieren que cedas, entonces no tenés un espacio, y yo no estaba dispuesta a ceder. Igual me negaron la presencia en la cumbia en Argentina, fue como que “esta chica no puede tocar porque nos compite con esta otra chica, entonces le tenemos que finalizar su carrera”. Eso fue lo que me pasó en la cumbia y Juli-K, que fue un proyecto que yo amaba, en el momento en que supe que yo solita con mi propia alma no iba a poder hacer nada, elegí ponerme a hacer algo que donde no había nadie que rigiera ese género, ni tampoco había un negocio de por medio.
Es incluso rebelde que, independientemente de esta mafia, ahora vuelves a la cumbia, después de haber hecho trap y reguetón.
Porque ahora yo soy más poderosa que ellos [sonríe]. Ellos se morirían por tenerme a mí de su lado ahora. Es algo muy loco porque para mí, que esta sea mi mejor canción [Con otra], en un género que me maltrató tanto —no el género ni la música, a mí me maltrató el negocio—, es como la verdadera revancha.
Cuando estrenó La cueva, tus seguidores se sorprendieron porque quizá esperaban un regreso diferente y volviste con una balada. ¿De dónde vino esta decisión de abrir esta nueva etapa con este sencillo?
De que en ese momento se estaba viviendo una situación que siento que necesitaba tener un poco de… una cuota de amor. Se hablaba de muchas cosas, pero no se hablaba del amor. El amor es equivalente al desamor, el amor y el desamor están de la mano. Uno cuando está enamorado, cuando está viviendo el amor, está todo el tiempo la posibilidad latente de que eso salga mal, y nos pasa a todos, nadie escapa del desamor. Creo que era una buena forma de recordarles que también estábamos hablando de amor. Y no más, no sé… Eso sí, fue muy arriesgado para mí, para mi concepción de mí, me encanta ser la mala y ser esta mujer super cool. Me daba mucho miedo enseñarle a la gente la canción que había hecho en el primer momento que me separé, yo no sabía lo que venía después. También es lindo recordarle a la gente que nosotros nos inspiramos de nuestras vivencias, pero esa inspiración está colmada de fantasía y de subjetividad. La gente escucha estas canciones que en algunos momentos se les puede considerar que son literales, pero en realidad son la pura subjetividad mía y están envueltas en toda esta fantasía, por eso se llama inspiración y si no sería como periodismo, sería un relato real, pero la música no es así. La gente lo puede recibir como lo quiera recibir, pero La cueva tiene mi subjetividad, cómo lo viví, lo que yo pensaba en ese momento y quizás ya no lo piense, quizás el sentimiento no está idéntico a como estaba en** La cueva**. Por eso es lindo capturar la emoción de uno y hacer la música, porque después los sentimientos no se replican idénticos.
La gente siempre va a recibir la música como la quiera recibir, pero ¿piensas que las mujeres artistas son juzgadas con mayor dureza cuando se muestran muy personales en sus canciones?
Nosotras somos juzgadas con mayor dureza por todo, con mayor dureza por ser, por no ser, por tener por no tener, por mostrar, por no mostrar, o sea, somos juzgadas como mayor dureza por absolutamente todo. Entonces, eso creo que no es ni siquiera algo que debería ser desarrollado, ¿no? Está clarísimo.
Cuéntame sobre tu nuevo álbum.
Vamos a poder disfrutar de la música. Es un álbum que vengo haciendo hace mucho tiempo. Las primeras canciones nacieron hace más de tres años, en ese transcurso yo fui mamá y descubrí la vida desde otro lugar, también estuve en una relación como yo nunca lo había vivido, nunca me había imaginado tener una familia, no importa lo que haya durado, fue un gran momento, fue un momento lleno de amor, muy bonito y muy esperanzador. Eso necesariamente influenció algunas de las canciones, el amor por mi bebé, la vida en ese momento, las experiencias de todo tipo y también mis voces internas, porque algo que yo suelo hacer mucho es que a veces mi vida está perfecta, pero tengo canciones que imaginan lo peor. De hecho, la canción con la que se estrena el disco se llama** Mala suerte**, “yo nací con tanta mala suerte”, dice la canción y la compuse en un gran momento de mi vida, donde todo el mundo decía “¿cómo carajo llegaste a componer esta canción si todo está bien?”. La canción habla del miedo de perder, cuando uno está enamorado a veces se mete este fantasma de qué va a pasar cuando lo pierda todo. Y después lo perdés todo y la vida sigue.
Es un disco muy romántico. Tuve que tirar varias capas, varias corazas mías y dejar de juzgarme a mí misma y de mirarme a mí misma como “yo soy esto y le tengo que dar esto a la gente”. Este fue un disco que hice muy relajada, como “tengo ganas de hacer esto y lo voy a hacer”, así nacieron la mayoría de las canciones, de una forma muy honesta, es un disco muy honesto, de la música con la que crecí. Aprendí a hacer música sin pensar en que la música tiene que salir y ser estrenada, que la gente la va a recibir, entonces qué va a pensar la gente, hasta dónde va a llegar. Cancelé todos esos pensamientos y acto seguido, hice música, lo cual le dio vida a todas esas canciones que la gente va a escuchar en el disco, que se llama Latinaje.
¿Qué significa Latinaje?
Nosotros tenemos una palabra en Argentina que le decimos menjunje, un menjunje es como un lío, una junta de un montón de cosas, algo que es una acumulación de cosas. Y Latinaje es un menjunje, digo yo, de canciones o de música latinoamericana.
¿Cómo te sentiste haciendo corridos tumbados?
A mí me encanta, la verdad es que hacía rato que venía escuchando muchos corridos. Yo vengo de la música urbana, del trap, y tiene todos estos componentes supercallejeros y oscuros, y eso es muy parecido al corrido, entonces para mí el corrido es casi un equivalente al trap, pero con otro tipo de música que me encanta. Me sentí muy feliz cuando logré de alguna manera acercarme al corrido en a nivel composición, porque también era eso, como que che, ¿cómo se hace esto? [se ríe]. Y creo que quedó bastante bien.
No lo digo porque te esté entrevistando, pero de verdad que es un gran corrido (no suelo escuchar este género).
Luego me di cuenta de que la gente empezó a resaltar que el corrido casi no tenía malas palabras y eso te juro que fue sin querer. Yo usualmente soy bastante grosera en mi trap, pero naturalmente me salió esa letra en el corrido, me gustó que después no tuvimos ni siquiera que censurarla, porque usualmente todos mis discos están censurados, [tienen] Parental Advisor y todas las advertencias de contenido explícito, este disco creo no tiene ninguno de esos carteles y fue sin querer.
¿A quién le dedicas este disco?
A los amantes de la música, a los soñadores, a las soñadoras, a las mujeres que nacieron en lugares donde parece que los sueños no caben ahí, como yo que vengo de un pueblo muy chico y muy lejos de la gran ciudad, muy lejos del gran Buenos Aires donde pasan las grandes cosas. Se la dedico a todas esas mujeres que están en algún rincón del mundo, sintiendo que sus sueños son muy grandes para donde nacieron. No hay ningún sueño tan grande como para que no pueda ser cumplido.
¿Este álbum es lo más vulnerable que has hecho?
La palabra vulnerable en mi cabeza son otras cosas. A mí me cuesta sentirme vulnerable en la música, siento que hablar de tus propios sentimientos y hacer música triste no es vulnerable, es bastante valiente, de hecho. Es muy valiente mostrarse como una es de verdad, los sentimientos más profundos, los dolorosos, los que son oscuros y hasta los que son muy felices, es un acto de valentía mostrarle al mundo quién una es de verdad, aunque el mundo no te crea, aunque el mundo te juzgue. Creo que este es el disco más valiente que he hecho. Siento que la música nunca va a ser un espacio vulnerable para mí, ahí es donde yo soy fuerte, fuerte, fuerte, más fuerte, más fuerte, más fuerte que en cualquier otra situación. Soy más vulnerable haciendo una entrevista [se ríe].
Entonces, ¿en este disco, emocionalmente, no te costó trabajo expresarte de la forma en la que lo haces?
No, yo he tenido que derribar más prejuicios conmigo misma que tratar de ser más vulnerable en realidad, por los prejuicios que una tiene cuando una viene de un mundo donde vos tenés que ser toda mala, fuerte (y te digo mala entre muy grandes comillas, porque en realidad ruda es la palabra correcta, tenés que ser ruda). Este es un disco que no es rudo, no es un disco rebuscado, no es un disco tan combativo. Es un disco romántico, para vibrar, como para andar flotando por ahí en el colectivo, de camino al trabajo, limpiando la casa, como para vivirte la novela en tu cabeza, ¿entendés? Es un disco para vivírtelo.
¿La Nena Trampa y La Jefa siguen ahí?
Una persona no puede ser una sola cosa y ya. Yo no podría ser La Jefa si no tuviese honestidad, si no tuviese sensibilidad, si no sería como un robot y la verdad que yo estoy superlejos de ser un robot, soy muy sentimental y mis sentimientos son muy fuertes. Cuando hablo de sentimental es que cuando estoy enojada, estoy muy enojada; y cuando estoy feliz, estoy muy feliz; y cuando estoy entusiasmada, estoy muy entusiasmada.
Siento que igual es superjefa el disco. Yo digo “¿qué es lo que la gente ve en mí cuando me dice La Jefa?”, que quizá que soy combativa, siempre hablo cuando hay que hablar y digo lo que pienso y en este disco también digo lo que pienso, quizás sobre el amor, quizás sobre otras cosas, pero no hay una despersonificación de lo que la gente conoce. Siento que soy la misma persona que la gente vio siempre, solo que ahora habiendo hecho otras creaciones diferentes. Porque también mis discos entre sí son distintos de entre todos, en este caso la diferencia más grande es que no es un disco urbano, y eso sí es una diferencia muy grande, pero fíjate que es una decisión de género, no es una decisión de quién soy yo como persona. Quizás a través de este disco conozcan cada vez más a Julieta y quizás el próximo disco la sigan conociendo porque yo también voy a ir cambiando en el tiempo como vos vas a cambiar, porque crecemos y porque el cambio es necesario y es inminente. Siempre va a haber una nueva Julieta para mostrarla a la gente.
En La cueva hay un verso que dice “cuando yo florezca y al fin deje de doler”, ¿cómo estás floreciendo?
Así como la gente lo ve. Quizás hay cosas que la gente puede no saber de mí porque yo trato de ser reservada, pero hay cosas que no pude evitar que la gente las sepa. A pesar de todo me parece un gran regalo de la vida, que no es solo mío, sino para las mujeres que me siguen, [el] poder mostrar que a veces oscurece, después sale el sol y a veces me marchito, pero con esfuerzo y dedicación florezco. Y es aplicable para todos los casos de la vida, no solo el amor te marchita, la vida tiene muchos momentos tristes donde una se marchita, pero siempre —es medio cursi lo que digo— se puede florecer si una está enfocada y consciente de que los dolores no duran para siempre. No hay mal que dure cien años y hay males que nos enseñan y nos dan lecciones, o que nos hacen conocernos mejor a nosotras mismas. Yo soy suelo tratar de sacar provecho de todas las vivencias, las buenas [y] las malas.
¿Podemos esperar una gira?
¡Sí, espérenme, obvio! Me tienen que esperar, la tengo que alistar y preparar un montón de cosas bellas que estén al nivel de del disco y al nivel de lo que la gente se merece. Ténganme paciencia que nos vamos a ver las caritas.